Diego ingresó primero a estudiar al Convictorio Carolino y después siguió la carrera de leyes en el Instituto Nacional. Sin embargo, en 1817 se recibió como ensayador de metales. Pero, en definitiva, comenzó a trabajar como comerciante junto a José Luis Cea, con quien creó una asociación, radicándose en Perú.
El estanco del tabaco
En 1824, Portales y Cea se adjudicaron el monopolio o estanco del tabaco, licores extranjeros, té y naipes, con el compromiso de pagar una deuda contraída por Chile en Londres. Sin embargo, el contrabando de estos productos causaron serios problemas económicos a los socios, tantos, que en 1826 el Congreso determinó que el estanco retornara al gobierno. Entretanto, la administración del estanco por parte de Portales y Cea había causado algunas sospechas, sobre todo cuando, después de la decisión del gobierno, mantuvieron, en parte, el control del negocio.
Surge el político
A pesar de su fracaso económico, esa experiencia le sirvió a Portales para formarse una idea del estado de desorden que existía en el Chile posindependencia. Poco a poco comenzó a frecuentar el ambiente político y en 1830 fue nombrado como ministro de Interior, de Relaciones Exteriores y de Guerra y Marina, por el presidente José Tomás Ovalle.
Luego de la victoria de los conservadores en la batalla de Lircay, el 17 de abril de ese año, Portales ejerció toda su influencia en la marcha de la nación. Dio de baja a varios jefes militares del bando contrario, creó la Guardia Cívica, para equilibrar el poder del ejército, y controló a la prensa opositora.
Ida y regreso
A pesar de que Portales había dejado sus cargos gubernamentales en 1831, siendo nombrado gobernador de Valparaíso, continuó influyendo poderosamente en la política nacional. Prueba de ello fue la Constitución de 1833, que no redactó, pero que recogió sus ideas de un Estado impersonal y fuerte.
Además, criticó la falta de celo y probidad de los funcionarios públicos y comenzó a influir en el gobierno de José Joaquín Prieto. Esta influencia fue combatida por Manuel Rengifo, un eficiente ministro de Hacienda, y defendida por Joaquín Tocornal, ministro del Interior. Esta discusión se acabó cuando Prieto nombró a Portales como ministro de Guerra, quien mantuvo esa cartera y asumió también la del Interior cuando Tocornal reemplazó a Rengifo como ministro de Hacienda.
La guerra
En 1836, Portales tuvo que enfrentar a un nuevo enemigo proveniente del exterior: la Confederación Perú-Boliviana, dirigida por el mariscal Andrés de Santa Cruz. Con la complicidad de esta coalición, el general Ramón Freire intentó dar un golpe de Estado contra el gobierno de Prieto.
Asimismo, Chile sostenía un conflicto aduanero con Perú, al querer ambos países privilegiar sus puertos (Valparaíso y el Callao, respectivamente) como los principales del Océano Pacífico en Sudamérica.
Portales ordenó la captura de los barcos peruanos del Callao, a lo que Santa Cruz no se opuso con la condición de que no se rompieran las relaciones diplomáticas. Sin embargo, Portales estaba decidido a la guerra porque veía en la liga no solo una amenaza política sino que también una económica.
Para obtener la ruptura de alianza fue enviado el ministro Mariano Egaña a dialogar con los confederados, pero las tratativas fallaron y se declaró la guerra.
Su muerte
Pero el enfrentamiento resultó ser fatal para Portales, ya que generaba malestar en Chile, incluso entre la propia oficialidad del ejército, el que, de acuerdo con algunos autores, estaba infiltrado por Santa Cruz.
Esta situación tensa tuvo como conclusión el arresto de Portales mientras este revisaba las tropas en Quillota, el 3 de junio de 1837. Durante su traslado a Valparaíso, ordenado por el coronel Antonio Vidaurre, los amotinados fueron vencidos por las fuerzas leales al ministro, en el cerro Barón el 6 de junio.
El capitán Santiago Florín, que estaba al mando del piquete que custodiaba a Portales, ordenó su fusilamiento al saber de la derrota. Luego de los disparos, Portales fue rematado con bayonetas, falleciendo, pero dejando tras de sí las sólidas bases del Chile republicano.
Manuel Bulnes:Nació el 25 de diciembre de 1799 en Concepción. Ingresó con tan solo 12 años a un batallón de Infantería y desarrolló una meritoria carrera militar. Participó también de forma destacada en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
Llegó a la presidencia en 1841 para consolidar el régimen republicano. Sus acciones buscaron implantar la paz e impulsar el desarrollo de la nación: por ello, fijó como uno de sus primeros objetivos el establecimiento de los límites del país. Creó nuevas provincias, declaró chilenas las guaneras ubicadas al sur de Mejillones y tomó posesión del estrecho de Magallanes.
Otorgó, además, un especial énfasis en la educación, implementando nuevas escuelas, reformando la enseñanza impartida en el Instituto Nacional y creando instituciones tan importantes como la Universidad de Chile y la Escuela Normal de Preceptores, ambas fundadas en 1842.
Los últimos años de su gobierno fueron bastante convulsionados , ya que surgieron algunos enfrentamientos con sus opositores, lo que culminó, incluso, con la expulsión del país de los líderes del movimiento.
Una vez concluido su mandato, continuó colaborando con su sucesor, Manuel Montt.
Este lo nombró general en jefe del Ejército, el 20 de septiembre de 1851, encomendándole la misión de terminar definitivamente con los estallidos revolucionarios. Ostentó este cargo hasta 1863; más tarde, sería elegido senador durante los gobiernos de Montt y José Joaquín Pérez. Murió el 18 de octubre de 1866.
José Joaquin Prieto:Nació en Concepción el 20 de agosto de 1786. Sus padres fueron los aristocráticos criollos José María Prieto Sotomayor, capitán de Dragones de la Frontera, y Carmen Vial y Santelices. Tuvo cinco hermanos.
Al terminar sus estudios en el seminario (1805), José Joaquín se incorporó en las Milicias de Caballería de Concepción.
En 1810 se incorporó a la Lucha por la Independencia. En esta tarea conoció en Buenos Aires a una de las más agraciadas jóvenes rioplatenses, Manuela Warnes García de Zúñiga con la que contrajo matrimonio el 25 de julio de 1812. De esta unión nacieron Victoria y Joaquín.
Tras el Desastre de Rancagua, Prieto Vial emigró a Argentina y en Mendoza formó parte del Ejército Libertador de Los Andes.
Tras el triunfo patriota de Chacabuco, colaboró en la organización del Ejército Libertador del Perú. Después se incorporó de lleno a la vida política; Adhirió a las ideas conservadoras y fue diputado y senador en varias ocasiones. Asimismo, desempeñó diversos cargos públicos.
En 1827 fue ascendido a general de división y en 1828 a general del Ejército del sur. Como tal, participó en la Revolución de 1829.
Venció a Ramón Freire en Lircay en 1830 y en septiembre asumió como Presidente de la República, cargo que dejó en 1841. Posteriormente, se desempeñó en varios escenarios públicos.
Murió en Santiago el 22 de septiembre de 1854.
Experiencia que lo marcó
En 1806, con el rango de teniente -acompañado de su hermano Ángel y del teniente coronel Luis de la Cruz y Goyeneche- viajó a través del paso de Antuco buscando abrir una ruta que uniera Concepción con el virreinato de la Plata. Sin saberlo, el joven Joaquín emprendía así el viaje que cambiaría por completo su vida.
Luego de una arriesgada y difícil travesía por la pampa indígena, el grupo llegó a un Buenos Aires todavía conmovido por la reciente invasión armada de los ingleses a esta ciudad. Este evento lo influenciaría profundamente en las ideas de independencia política que allí circulaban. En premio a su buen cometido, ascendió a capitán de milicias en 1809.
Activo promotor de la Independencia
Cuando estallaron los acontecimientos de 1810 en Chile, la familia Prieto se dividió entre apoyar la causa independentista o mantenerse leal al Rey. A pesar de la oposición de su padre, José Joaquín se alistó en la compañía que acudió en auxilio de la Junta de Buenos Aires. En esa ciudad se convirtió en un activo promotor de la ruptura con España y entabló amistad con las más connotadas figuras bonaerenses de la época.
En la Patria Vieja: un estratega racional
Al volver a Chile en marzo de 1813, se le reconoció el grado de capitán de Dragones adquirido en Argentina, y participó en una campaña al sur bajo las órdenes de la Junta de Gobierno. Fue designado capitán, al mando de la tercera compañía del Ejército que se preparaba en Talca, pero él decidió emplearse inmediatamente en operaciones militares para inspeccionar las posiciones de las tropas realistas.
Se dedicó a cortar sus comunicaciones y abastecimientos, participando en las batallas de Talcahuano, Concepción, El Roble, Quechereguas, Quirihue, Chillán, El Quilo y Talca. En cada una de estas acciones fue demostrando un carácter de estratega racional y alejado de las decisiones impulsivas, tan propias de sus compañeros de las incipientes organizaciones militares del período.
Entre 1813 y 1814, durante las disputas entre O'Higgins y Carrera, el ahora sargento mayor se integró al Estado Mayor del primero, y quedó a cargo del cuartel maestre de todo el Ejército del Sur.
Se une al Ejército de Los Andes
La llegada de Mariano Osorio permitió a Prieto quedar al mando de una compañía de casi 600 hombres con los cuales intentó detener a los españoles en Talca. Siendo sobrepasado, se dirigió a Santiago, y se le encomendó seguir hacia el Norte para iniciar un reclutamiento de emergencia.
No participó en el Desastre de Rancagua y al saber las dramáticas noticias de la derrota patriota, enfiló a Buenos Aires, donde obtuvo asilo y se incorporó al Ejército trasandino.
Al saber que en Mendoza se preparaba una expedición militar al mando de San Martín para reconquistar el poder en Chile, se unió a ella y participó como teniente coronel de artillería. Con un alto sentido de la disciplina, le correspondió cerrar las columnas que se dirigían a Santiago, protegiendo la retaguardia. No pudiendo estar presente en la gloriosa Batalla de Chacabuco en 1817.
Destacada trayectoria militar
Tras haberse establecido en Santiago, a fines de 1817 se encargó de la instrucción de reclutas y fue nombrado comandante general de Armas de la ciudad y director general de la Maestranza del Ejército.
Como tal, se dedicó a la elaboración de proyectiles y asumió la organización de la defensa de esta plaza después del combate de Cancha Rayada. Asimismo concurrió a la reserva para la batalla final en Maipú el 5 de abril de 1818. Por sus servicios, San Martín le otorgó la medalla de la Orden del Sol del Perú.
Leal a O'Higgins
Otras tareas de Prieto fueron colaborar en la organización del Ejército Libertador del Perú y, en 1820, mantener el orden público en Santiago. El gobierno de Bernardo O'Higgins lo comisionó para capturar al renegado Vicente Benavides. Su astucia y racionalismo lo llevaron a enfrentar al bandido realista, a quien definitivamente venció en la batalla de la Vegas de Saldías el 10 de octubre de 1821.
Por razones de lealtad, el militar decidió retirarse al manejo de una chacra en los llanos del Maipo, debido a que no deseaba enfrentarse con O'Higgins, respecto del cual tenía sus divergencias. El levantamiento de Ramón Freire en contra del gobierno en 1822, lo obligó a tomar el mando de las fuerzas o'higginistas y mientras se dirigía al Sur, recibió la noticia de la renuncia del Director Supremo, quedando sin efecto su misión.
Inicio de una silenciosa actividad política
Las campañas militares en el Sur le dieron a Prieto un prestigio entre los políticos conservadores de Concepción y Santiago, quienes los apoyaron en las elecciones, resultando elegido diputado por Rere y Chillán entre 1823 y 1825. Adhirió a las ideas políticas conservadoras de la época, de que un solo gobierno fuerte podría poner fin a los conflictos de la naciente República. En esos años desempeñó diversos cargos políticos: en 1822, vicepresidente de la Corte de Representantes; en 1823, Consejero de Estado; entre 1828 y 1829, diputado por Parral; y en 1828, vicepresidente del Senado.
La Revolución de 1829
Prieto fue ascendido a general de división en 1827, y un año después a general del Ejército del Sur. Desde este cargo se convirtió en la cabeza militar de la revolución conservadora que estalló en 1829. Al postularse al cargo de Presidente de la República ese año, ni él ni sus contendores había obtenido la mayoría absoluta para ser elegido inmediatamente. Por ello, un Congreso dominado por los liberales eligió a Joaquín Vicuña en ese cargo; entonces, los conservadores que consideraron violada la Constitución, desataron la guerra civil.
Se puso al frente de los ejércitos del Sur y avanzó hacia Santiago venciendo en el combate de Ochagavía (14 de diciembre de 1829) a Francisco de la Lastra, general de los ejércitos de la capital, a quien le impuso un tratado. La confusión provocada por este acuerdo, le enfrentó a Ramón Freire en Lircay
-quien era hasta ese entonces la primera figura militar-el 17 de abril de 1830 . Al vencerlo, le obligó a firmar un pacto final de paz y con este se produjo la ascensión de Prieto como primera figura y el más probable sucesor como Presidente.
Asume como Presidente y restablece el orden público
Una vez controlada la situación, y luego de la muerte del Presidente interino José Tomás Ovalle, Prieto fue elegido Presidente provisional el 31 de marzo, pero no pudo asumir inmediatamente, siendo reemplazado por Fernando Errázuriz Aldunate por seis meses. Tomó el mando de la nación el 18 de septiembre de 1830, por un período de 5 años. La fecha se instauró como el día tradicional para el cambio de Presidente durante el siglo XIX.
Su primera actividad fue poner término a las correrías de los bandidos que asolaban la región de Chillán y Concepción encabezados por los hermanos Pablo y José Antonio Pincheira, encargando a Bulnes su exterminio. En medidas posteriores, y también con el fin de mantener el orden público se dio de baja a los oficiales y soldados que no demostraron una clara fidelidad al nuevo gobierno.
La Constitución de 1833
Entre las obras más importantes del gobierno de Prieto destacó la promulgación de la Constitución de 1833, el 25 de mayo del mismo año. La carta fundamental rigió, con modificaciones, hasta 1925. Determinó que el período presidencial sería de 5 años, pudiendo el Mandatario ser reelegido por otro período igual. Otorgó amplias facultades al Presidente de la República para el mantenimiento de la seguridad pública y atribuciones que en la práctica lo convertían en una figura de poderes casi absolutos.
A pesar del carácter autoritario de la Constitución, esta fue una pieza clave para el establecimiento del llamado Estado en forma.
Obras de su gobierno
En 10 años se realizó un programa de organización y transformación del país. En educación y salud realizó profundas reformas como en el Instituto Nacional, donde modificó completamente la planta y organización interna, contratando a los extranjeros Claudio Gay y Andrés Bello. En 1837 se creó el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.
Con el apoyo de Joaquín Tocornal, se fundó en 1833 la primera escuela de Medicina y Obstetricia, además de las juntas de beneficencia y salud pública en las que se incorporaron Lorenzo Sazié y Guillermo Blest.
En economía, destacó la labor del ministro de Hacienda Manuel Rengifo. Para el fomento agrario, se fundó la Sociedad Nacional de Agricultura.
Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana
El mayor desafío que enfrentó Prieto fue el peligroso intento de Andrés de Santa Cruz por establecer un amplio territorio bajo su control y la negativa de asumir el pago de la deuda que el Estado peruano mantenía con Chile. La guerra se extendió entre 1836 y 1839, destacando la desafortunada gestión de Manuel Blanco Encalada, que culminó con el Tratado de Paucarpata y la triunfal expedición de Manuel Bulnes en la Batalla de Yungay.
El descanso
Después de dejar la presidencia el 18 de septiembre de 1841 en manos de Manuel Bulnes, Prieto fue elegido consejero de Estado y senador entre 1842 y 1852; al mismo tiempo, el gobierno lo nombró intendente y comandante general de Armas y de Marina de Valparaíso, cargo al que renunció en noviembre de 1846. Se trasladó a vivir definitivamente a Santiago y nuevamente salió elegido senador por la ciudad. Murió en Santiago el 22 de noviembre de 1854, a los 68 años de edad.
Manuel Montt:Manuel Francisco Antonio Julián Montt Torres, nació en Petorca el 4 de septiembre de 1809. Hijo de Lucas Montt Prado y Mercedes Torres Prado. De origen catalán, la familia Montt estuvo ligada desde la Independencia a cargos de gobierno y parlamentarios, mediante los que manifestó su influencia en la dirección del Estado.
Manuel quedó huérfano de padre a los 12 años. Ingresó en 1822 al Instituto Nacional, destacando por sus buenas calificaciones, a los 18 años fue inspector de este recinto educacional. Se graduó de bachiller en 1830 y, posteriormente, comenzó sus estudios de Derecho.
Ya a los 28 años, trabajaba en la Corte Suprema de Santiago y, catorce años después, era nombrado presidente de ella. En 1832 fue nombrado vicerrector del Instituto Nacional y en 1835 llegó a ser rector del mismo. Su vida política comenzó en 1834, cuando tenía 25 años fue elegido diputado por Vallenar y Freirina. De esta manera inició una ascendente carrera política, ocupando cargos ministeriales en los gobiernos de José Joaquín Prieto Vial y Manuel Bulnes Prieto y, en forma paralela, diversas responsabilidades parlamentarias y, como abogado, en los tribunales de justicia.
El 28 de marzo de 1841 fue elegido presidente de la Corte Suprema. En 1839 se casó con su prima Rosario Montt Goyenechea, con la cual tuvo 11 hijos; uno de ellos Pedro Montt Montt, llegó a ser Presidente de la República en 1906. Manuel Montt Torres fue Presidente de la República entre 1851 y 1861. Con su gobierno, se inició la época de los presidentes civiles. Después de dejar la presidencia, ocupó otros cargos públicos como ministro plenipotenciario en el Perú en 1864, presidente de la Corte Suprema de Justicia, senador por Chiloé en 1876 y 1879. En este cargo estaba cuando murió, el 21 de septiembre de 1880.
Dura infancia y promisoria juventud
El padre de Manuel Montt murió cuando este tenía 12 años. Por esto vivió su infancia en medio de una pobreza que continuamente recordaría. A pesar de su situación económica, su madre logró hacerlo ingresar en 1822 al Instituto Nacional poco después del fallecimiento del padre.
Debió costear dichos estudios enseñando a sus compañeros, siendo un alumno sobresaliente. Se graduó de bachiller en Sagrados Cánones y Leyes en 1830 y consiguió su título de abogado en 1831, luego de su práctica. Al año siguiente fue nombrado vicerrector del Instituto Nacional, donde se desempeñó además como profesor de Derecho Romano y Civil y abogado de una de sus secciones, el Colegio, en 1833. Dos años después fue nombrado rector del Instituto.Comienza su vida política En 1834 fue elegido diputado por Vallenar y Freirina. Inició así una ascendente carrera pública, que lo llevó a participar en los gobiernos de José Joaquín Prieto Vial y Manuel Bulnes Prieto.
Entre 1840 y 1845 tuvo 9 cargos ministeriales, en forma paralela a los parlamentarios y judiciales. El 14 de abril de 1837 ingresó como oficial mayor interino al Ministerio del Interior y Relaciones Exteriores, siendo además el secretario de campo del Presidente José Joaquín Prieto. En 1838, con 29 años de edad, ingresó a la Corte Suprema de Justicia como ministro interino. En 1839 asumió como presidente de la Cámara de Diputados. El 31 de julio de 1840 fue nombrado ministro del Interior y Relaciones Exteriores. Poco después desempeñaría cargos subrogantes en los ministerios de Hacienda, Guerra y Marina, y Justicia, Culto e Instrucción Pública. Además fue elegido presidente de la Corte Suprema de Justicia el 28 de marzo de 1841.
Colaborador de Manuel Bulnes: intensa labor
Manuel Bulnes Prieto -electo Presidente de la República el 18 de septiembre de 1841- lo llamó a desempeñarse como ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, y de Guerra y Marina en forma subrogante. Se preocupó de la fundación de escuelas y de la reforma educacional en el Instituto Nacional. Además, contribuyó a fundar la Escuela Normal de Preceptores. El 17 de septiembre de 1843 estuvo presente en la inauguración que hizo el Presidente Bulnes de la Universidad de Chile, consolidando así reformas educacionales que caracterizarían a los gobiernos chilenos del siglo pasado.
El 10 de abril de 1845 fue nombrado ministro del Interior y de Relaciones Exteriores, preocupándose de la organización del Observatorio Astronómico; de la provincia de Arauco; de impulsar la inmigración extranjera en la zona sur, con la primera Ley de Colonización en 1845; de las exploraciones científicas a Atacama; y de los levantamientos cartográficos. En este cargo, Montt inició una relación política con Antonio Varas. Junto a este realizó una labor administrativa que sería reconocida por sus partidarios como la más prolífera en el siglo pasado. Compartió sus responsabilidades ministeriales con diversos cargos parlamentarios, como diputado por Valparaíso y Casablanca en 1840; por Valdivia en 1846; y por Santiago en 1849. Montt trabajó para el Presidente Bulnes, siendo su mano derecha, ganó su confianza, convirtiéndose luego en el candidato oficial del Gobierno del Presidente Bulnes.
Una elección con sobresaltos
Montt debía abandonar el cargo de diputado por Santiago en 1852, pero un año antes (1851) fue elegido Presidente de la República, luego de una elección con sobresaltos. Las revoluciones iniciadas en 1850 en Quillota y en 1851 en Santiago, tenían como problema de fondo la lucha entre las elites de regiones y un Estado centralizador, que era simbolizado por Manuel Montt.
El candidato de la ciudad de Concepción, general José María de la Cruz, perdió las elecciones por 29 votos contra 132 de Montt, decidiendo sublevarse por lo que consideraba el fraude de la máquina electoral del gobierno. El general Manuel Bulnes lo hizo capitular en Purapel el 14 de diciembre de 1851. Montt, investido de facultades extraordinarias como Presidente -algo común en la época entre el 14 de septiembre de 1851 y el 1 de julio de 1853-, instruyó deportaciones, presidios y fusilamientos, pero respetó los grados de los militares sublevados; licenció a los cívicos y a la tropa.
El organizador de la República
Manuel Montt conformó un gabinete de hombres profesionales y jóvenes, con un promedio de edad de 36 años: Antonio Varas fue nombrado ministro del Interior; Fernando Lazcano en Justicia, Culto e Instrucción pública; Jerónimo Urmeneta en Hacienda; y el coronel José Francisco Gana en Guerra y Marina. Este posteriormente sería reemplazado por Pedro Nolasco Vidal. De su gobierno existieron detractores. También, hubo contemporáneos que vieron en él un modelo de administración, donde el mantenimiento del orden era la ley suprema.
Por eso se le indica como el verdadero organizador de la República, siguiendo las ideas de Diego Portales años antes. Era despiadado y oprobioso para sus opositores; y fuerte, centralizador y ordenado, para sus seguidores.
Política y limítes
Manuel Montt debió enfrentar los problemas con la Iglesia Católica, en situaciones como las relaciones de Patronato que tenía el Estado sobre aquella y la llamada cuestión del sacristán. Este fue un conflicto que partió con un problema disciplinario interno en la Catedral de Santiago, que trascendió al ámbito judicial y desde ese momento se convirtió en un grave impasse entre el arzobispo Rafael Valentín Valdivieso y el gobierno de Montt.
La discusión se centró en el tema de si los tribunales eclesiásticos o los civiles tenían tuición sobre los actos de los miembros de la Iglesia Católica, cuando estos recurrían de queja ante una medida de la autoridad eclesiástica. Otro choque se produjo cuando la Cámara de Diputados en 1852 aprobó una ley que uniformaba y fijaba el arancel de los derechos que percibían las parroquias por los certificados de bautismo, matrimonio y defunción.
El arzobispo Rafael Valentín Valdivieso protestó ante el gobierno por las libertades de la Iglesia. En materia limítrofe, se firmó un tratado con Argentina en 1856, en el cual se acordó reconocer el Utti Posidetis para la fijación de los límites entre las dos naciones. Este litigio volvería a aparecer en 1880.
Desarrollo económico
En lo económico, su decenio presentó un decisivo crecimiento basado en la producción y exportación de cobre, lo que fortaleció las finanzas públicas. Esto permitió la fundación del Observatorio Astronómico, de escuelas primarias y liceos en varias ciudades. Asimismo, comenzaron los trabajos de los edificios del Congreso Nacional y de la Casa de Orates, la Escuela Normal de Preceptoras de Santiago en 1853, y la aprobación de la Ley de Instrucción Primaria impulsada por Antonio Varas.
Además, el crecimiento en la minería permitió el surgimiento de las grandes fortunas chilenas, lo que influyó en la conformación de nuevas sociedades de capitales, asociadas a las extranjeras, para la construcción de los edificios de aduanas en varios puertos. En esta materia otras iniciativas fueron la adopción del alumbrado público por gas en 1856; y la construcción de las vías de transporte de la época: las líneas de vapores entre Valparaíso y Europa en 1853; las líneas de ferrocarriles entre Santiago y Valparaíso en 1852, y entre Santiago y Talca en 1855.
Leyes para el progreso
En el mismo orden del incentivo económico, se creó por ley del 29 de agosto de 1855 la Caja de Crédito Hipotecario y se promulgó la ley de bancos de emisión el 23 de julio de 1860. Se legisló nuevamente para terminar con los mayorazgos y la inactividad de las tierras productivas. De esta manera, en 1852 se hizo posible un procedimiento para hacer comerciables los bienes raíces vinculados.
Al año siguiente, a la anterior le siguió una ley que reorganizaba el diezmo, sustituyéndolo por una contribución territorial que se comenzó a cobrar en 1856. Distintas comisiones avaluaron los predios rústicos durante 1854, considerando las rentas líquidas menos los costes de producción; se constató la existencia de 32.822 fundos en Chile para 1855. Finalmente, en 1857 se desamortizaron los predios rústicos o urbanos sujetos a prohibición perpetua de enajenar, haciendo posible la venta de propiedades de familias antiguas.
Su segundo período: crisis con el Congreso
Reelegido sin competidores para un segundo período presidencial en 1856, Manuel Montt tuvo una crisis al año siguiente con el Senado. Este se encontraba dominado por conservadores ultramontanos y no aprobó la Ley de Presupuesto del gobierno para 1858, pidiendo un cambio de ministerio. Montt sorprendió a todos presentando su renuncia, ante lo cual los senadores se retractaron y se nombró un ministerio de conciliación. Esta situación influyó, al parecer, en las movimientos opositores al gobierno en las regiones, estallando una revolución en Copiapó en enero de 1859, dirigida por Pedro León Gallo, quien pedía reformas a la Constitución de 1833. El gobierno declaró estado de sitio desde el 12 de diciembre de 1858 hasta el 20 de enero del año siguiente, fecha en que lo reemplazó por un régimen de facultades extraordinarias para el Presidente entre esa fecha y el 18 de septiembre de 1859.
Medidas
Si se suma el estado de sitio anterior al régimen del año 1851, durante el gobierno de Montt fueron en total 4 años y 9 meses en que estuvieron suspendidos los derechos ciudadanos. En 1860 el gobierno decidió dictar una ley de responsabilidad civil, que establecía que los cómplices directos e indirectos de un motín serían responsables de los daños a la propiedad pública o privada, y de los gastos fiscales destinados a restablecer el orden. Además dictó una ley de elecciones que privaba de votar a soldados y a policías. Otras medidas adoptadas durante el gobierno de Montt fueron el inicio de la colonización de las zonas australes, auspiciada por el Estado, como el repoblamiento de Punta Arenas.
Sus últimos años
Estuvo diez años en el poder, durante los cuales se incrementó el autoritarismo presidencial. Implementó grandes avances en el país, como la introducción del tren, el telégrafo y los tranvías a tracción animal, la creación de los primeros bancos y de las instituciones de préstamos. Sin embargo, este mandato no estuvo exento de problemas: hubo discrepancias con el Parlamento y, en 1859, estalló una revolución en diferentes regiones del país, exigiendo reformas a la Constitución de 1833. Tras su salida del gobierno, Manuel Montt continuó en la escena política. Fue uno de los líderes del partido Nacional, continuó trabajando en la Corte Suprema e, incluso, retornó al Parlamento en 1864 y 1876. Murió en Santiago, el 21 de septiembre de 1880.
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